El mito fantástico de que el petróleo beneficia a los mexicanos

viernes, 1 de febrero de 2013.

Un derrame de hidrocarburo en Tabasco que intenta ser controlado por cuadrillas de obreros contratados por PEMEX en las inmediaciones del poblado Cumuapa. FOTO: MARCO POLO GUZMÁN HERNÁNDEZ /Archivo CUARTOSCURO.COM

Yahoo! Noticias - Un derrame de hidrocarburo en Tabasco que intenta ser controlado por cuadrillas de obreros contratados por PEMEX en las inmediaciones del poblado Cumuapa.

Enrique Pérez Quintana | Proyecto sin fin

Desde que Lázaro Cárdenas en un arranque de dignidad y poder expropió en 1938 el petróleo se nos ha venido diciendo que es de los mexicanos y para eso desde el principio el discurso ha estado saturado de contenidos y adjetivos nacionalistas que a todos nos llenan el pecho de orgullo, como si la Patria toda la tuviéramos en nuestras manos y su riqueza realmente escurriera entre nuestros dedos.

Es impresionante leer en el artículo 27 de la Constitución que “corresponde a la Nación el dominio directo de todos los recursos naturales… los combustibles minerales sólidos; el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos; y el espacio situado sobre el territorio nacional, en la extensión y términos que fije el derecho internacional”.

En el nombre del petróleo, del oro negro que nos tiene en el catálogo de los países petroleros ricos del planeta, se han creado instituciones como Petróleos Mexicanos (PEMEX) y para darle el apoyo técnico que la industria demandaba al ser expropiada, se fundó el Instituto Politécnico Nacional (IPN); asimismo con el propósito de crear la tecnología propia y aportar conocimiento científico a la industria fue creado el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) y todo ello para que los mexicanos pudiéramos disfrutar de una más elevada calidad de vida al estar usufructuando los beneficios de la riqueza petrolera que tanta discordia despierta en el mundo y promueve guerras para obtener el combustible que aporta la energía que mueve al planeta.

Todo el planteamiento es ideal y las palabras escritas y dichas por los políticos de todos los signos ideológicos dicen que el petróleo es de todos los mexicanos aunque este ideal esté lejos de la realidad y cerca de la fantasía. Si hubiera un real compromiso de que el petróleo beneficiara al pueblo de México entonces administrarían la industria expertos capacitados para reproducir y transformar con valor agregado la materia prima que puede aumentar su precio en el mercado internacional.

La petroquímica es un ejemplo de cómo se le puede agregar valor al petróleo que se extrae de las entrañas de la tierra. Las determinaciones han sido equivocadas por error o por interés. Si la petroquímica es prácticamente inexistente en el país es porque los políticos así lo han convenido al aceptar las presiones externas que les han impuesto modelos que nada tienen que ver con los valores nacionalistas que hoy les estorban para abrir el camino al capital privado.

Hace mucho que el oro negro no está en nuestras manos. Cada vez que se incrementan los precios de las gasolinas y el gas sentimos como este bien se convierte en el vehículo que nos acerca al mal vivir.

Las referencias relacionadas con el petróleo siempre están caracterizadas por los excesos. El sindicato y las prestaciones desproporcionadas que disfrutan quienes lo controlan son enormes, los dirigentes de los trabajadores de esta industria detentan una riqueza a la que ningún obrero podría acceder con el sudor de su frente.

Los administradores de PEMEX manejan la empresa como patrimonio propio y manejan los miles de millones de dólares que pasan por sus manos con toda discreción, escondiendo información y beneficiando con sus determinaciones a los proveedores que mejor los gratifican.

La industria de la transformación de la riqueza petrolera está estancada y ha sido empujada a la obsolescencia tecnológica. Por décadas hemos importado las gasolinas que deberíamos estar produciendo y exportando al mundo. El conocimiento científico y tecnológico de los expertos capacitados en las instituciones de educación superior de México ha sido aprovechado por todos los países petroleros del mundo, pero escasamente por PEMEX.

Por estos días el presidente Enrique Peña Nieto ha comentado con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, acerca de la conveniencia de establecer una alianza estratégica entre PEMEX Y PETROBRAS, para intercambiar información y experiencia científica y tecnológica y es que posiblemente entre los colaboradores de Peña Nieto se omitió decirle que Petrobras se desarrolló utilizando una importante proporción del conocimiento científico y tecnológico que obtuvo de México.

Hace casi veinte años, el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) era uno de los centros de investigación en que se capacitaban los especialistas de Petróleos Brasileños (Petrobras), la empresa cuyo modelo de privatización ha sido puesto sobre la mesa de la discusión en la reforma energética de México. Pero mientras al IMP se le ha recortado el presupuesto, Petrobras invierte, cada año, más de 700 millones de dólares en capacitación, investigación y desarrollo a través de su instituto petrolero y 25 centros de enseñanza superior.

Es una fantasía considerar al petróleo como nuestro cuando observamos en los hechos que esta riqueza sólo beneficia a unos cuantos. Al gobierno le ha permitido petrolizar la economía en lugar de llevar a cabo una profunda reforma hacendaria y fiscal para que paguen los que más tienen. A los grandes empresarios nacionales y extranjeros, hacer buenos negocios en el país al aportar poco al fisco y mantener bajos los salarios de los trabajadores y a usted, si lo piensa bien, ¿qué tanto sube la calidad de su vida cada vez que elevan el precio de la gasolina?  Es nuestro lo que nos beneficia y este no es el caso. Mito fantástico, ni más ni menos.  

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