El cerco sobre el petróleo iraní se estrecha

domingo, 3 de octubre de 2010.

Es el mayor contrato de armas firmado en la historia de Estados Unidos. $60.000 millones de dólares en armas para Arabia Saudí. Más importante aún, junto a ese enorme contrato probablemente se incluye un acuerdo a largo plazo para asegurar los suministros de petróleo a Estados Unidos desde el Reino Saudí. Después de tanta palabra vacía sobre independencia energética de Oriente Medio, parece que queda lejos la época de la retórica anti-OPEP.

Estados Unidos se enfrenta a un futuro que se va a centrar en recuperar el crecimiento económico sobre los cimientos que proporciona la energía barata, como no puede ser de otra manera, y a través de tres pilares: las abundantes reservas de gas natural convencional-gas pizarra (más de 250 años de suministro, según mi estimado Peter Voser, presidente de Royal Dutch Shell), petróleo del triangulo EEUU + Arabia Saudi + Canadá y, en menor medida, energías limpias (nuclear y viento).

Por supuesto, este acuerdo tiene como objetivo enviar un mensaje a Irán, que sigue adelante con su programa nuclear y su discurso anti-Israel pero también anti-Saudí. No es solo un mensaje preventivo, sino que es un modo de fortalecer al gobierno Saudí como líder del ala moderada de los países árabes. El régimen Iraní no apoya al Rey Abdullah, y continúa intentando acaparar influencia en la comunidad Chiíta, mientras Arabia Saudí lleva a cabo el programa máss ambicioso de modernización y apertura del país en su historia, más de un billón de dólares de inversión en infraestructuras y servicios, y, tras las protestas esporádicas de Agosto, un enfoque muy especifico en educación y garantizar empleo a la población menor de 25 años, más de la mitad de sus 18 millones de habitantes.

No se nos escapa que armar al Reino Saudí con $60.000 millones para enviar un mensaje a un país, Irán, cuyo presupuesto militar es inferior a los $10.000 millones, debe partir de estimar que un conflicto es más probable de lo que creemos u obedecer a otros objetivos más estratégicos. Ese objetivo puede ser la seguridad de suministro de crudo ante un eventual  problema geopolítico que reduzca significativamente y durante mucho tiempo las exportaciones desde el país persa.

Ya desde Marzo hemos visto a todas las empresas petroleras occidentales cancelar, a regañadientes, los suministros a Irán. El embargo es efectivo y ya es evidente tanto en los precios del petróleo como en el incremento de las importaciones de crudo saudí a Estados Unidos, que ha hecho a muchos rascarse la cabeza.

¿Por qué crecen las importaciones cuando la demanda en EEUU no está subiendo suficientemente y los inventarios siguen a máximos de cinco años? Al fin y al cabo las importaciones suben porque alguien compra esos barcos,  y no, como parece que algunos analistas asumen, porque de repente, oh sorpresa, aparecen por el puerto de Cushing una tarde a descargar. ¿Están construyendo un colchón, una reserva adicional estratégica? Puede ser.

Hillary Clinton es demasiado inteligente y pragmática para no pensar en ello mientras fortalece un embargo tan complicado. Si a ello añadimos el incremento en el número de barcos almacenando crudo en el mar,  que ha subido un 10% en dos meses, es plausible estimar que si no se está preparando un entorno de conflicto, desde luego puede estar buscándose garantizar los suministros de petróleo ante un entorno geopolítico más complejo, aprovechando que el petróleo cotiza prácticamente sin prima de riesgo político.

Es cierto que la OPEP cuenta hoy con 6.3 millones de barriles al día de capacidad excedentaria y que entre Rusia e Iraq se espera que el suministro global aumente en 2.5 millones de barriles al día en 2013, aunque me temo que ya ni Hussain al-Shahristani, ministro de petróleo de Irak, asume los objetivos del país como fácilmente alcanzables a medio plazo, sobre todo si las inversiones de las empresas internacionales concesionarias de los campos se empiezan a retrasar tras los recientes incidentes locales en las instalaciones del campo Al-Ahdab Este de CNPC (China).

Pero si Irán tiene que considerarse fuera de la ecuación en un entorno más tenso geopolíticamente, la capacidad excedentaria desaparece, y los barriles adicionales solo van a poder venir del único país que puede aumentar capacidad inmediatamente de 9 a 11 millones de barriles al día… Ustedes  lo han adivinado, Arabia Saudí.

Fuente: Daniel Lacalle|eldocumentario.tv

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