Que tal mis queridos compañeros; pues la cosa esta canija, pues ya que el “chupacabras” Carlos Salinas de Gortari anda cerca, como ven que estuvo en palacio nacional el día del grito, vaya no cabe duda que este cabrón es el que maneja los hilos del poder de Panistas y Priistas.
Estos panistas rompen con todo los esquemas, ya que por lo visto se alían a cualquiera, o son muy pende… o de plano no tienen convicción.
Calderón de antemano sabe que “el chupacabras” esta apoyando con todo a Enrique Peña Nieto, que carajos tiene que hacer Salinas ahí y chingaos el día de la multicitada celebración de los 200 años de “libertad”…
La presencia de Carlos Salinas en el Palacio Nacional, el pasado 15 de septiembre, acaparó la atención de los festejos del Bicentenario. Fue su retorno en medio de fuegos artificiales, 16 años después de haber abandonado el poder presidencial.
Salinas no perdió la oportunidad para pontificar sobre la necesidad de la “unidad política” y recordar que en 1942 el ex presidente Manuel Avila Camacho, en plena Segunda Guerra Mundial, convocó a sus antecesores para dar la imagen de una clase política que enfrentaba cohesionada las adversidades.
Fue entrevistado por Canal Once, en plena cadena nacional de los festejos del 15 de septiembre. Dio declaraciones a la prensa. Saludó a todos los artistas y hasta la ex miss Universo, Lupita Jones, que se le acercaron en Palacio Nacional como si fuera una especie de fantasma revivido.
La referencia histórica de Salinas no fue casual. El mismo prepara un libro donde él quiere presentarse como “factor de unidad”. Lo paradójico es que será durante el gobierno de Felipe Calderón, el segundo mandatario panista, cuando el verdadero grito de Salinas podrá concretarse: ser el factor decisivo en la sucesión presidencial de 2012.
Dejar el Escondite
Sobreviviente de un exilio forzado que lo llevó a vivir en Londres, La Habana, Dublín, Boston y Nueva York durante casi 8 años, empeñado en restablecer su reputación frente a un sector mayoritario de la población que aún lo repudia, convencido de que la ola de triunfos electorales del PRI son el resultado de sus buenos oficios como “facilitador social”, Carlos Salinas ya no se esconde. De hecho, se prepara para ser el “gran elector” del candidato presidencial de su partido y de los que se dejen para el 2012.
El ex mandatario de 1988 a 1994 no sólo quiere ser el político priista vivo más poderoso y representativo de su partido. Su rehabilitación busca que lo identifiquen como el más eficaz, el más temido, el más exitoso y, por qué no, el más querido. El auténtico modernizador del país.
Para los priistas conocedores de la historia del régimen, la “normalización” de la figura pública de Carlos Salinas significa convertirlo en una especie de Plutarco Elías Calles, el Jefe Máximo, que retorna del exilio. Lázaro Cárdenas expulsó a Calles del país en 1934 para que su propio gobierno pudiera sobrevivir e inauguró la larga etapa del presidencialismo mexicano, la “monarquía sexenal”, como la definió el historiador Daniel Cosío Villegas.
Sin embargo, Zedillo no fue Cárdenas ni Fox se convirtió en el fundador de un nuevo régimen y Salinas retornó desde principios de 2003 a la escena pública, en pleno gobierno “del cambio”. Conocedor de lo que significa la débil legitimidad, ha aprovechado los espacios de poder vacíos durante el gobierno de Felipe Calderón para llenarlos y convertirse en el gran broker.
“El quiere influir en todo, en donde pueda meter las manos, en la sucesión de Colima, de Oaxaca, en la de una sociedad de taxistas”, afirma Manuel Bartlett, viejo adversario político de Salinas.
-¿Rompió entonces la regla no escrita de que los expresidentes no deben meterse en política después de dejar el poder? –se le cuestiona.
-No existía tal regla. Lo que pasaba es que había un presidente que ponía en regla a todos. El presidente de la República se encargaba de desarmar lo que el otro dejaba armado para seguir gobernado. Esa fue la regla. Ruiz Cortines sacó a diez gobernadores del alemanismo, entre ellos a mi padre, para borrar el alemanismo. Y así fue. Echeverría no puede prosperar como poder político en el gobierno de López Portillo. A él lo obligan a sacarlo del país y lo manda a las islas Fidji.
-¿No es paradójico que Salinas retorne en los gobiernos del PAN? –se le insiste.
-Es que no hay un orden político. Bueno o malo, antes existía un orden político. Fox y Calderón se asocian a Salinas para sacar los votos que necesitan en sus reformas. No hay un poder que le ponga un freno a Salinas.
-¿Tiene entonces a un favorito para la sucesión? ¿Es Enrique Peña Nieto?
-El inventa a sus títeres, como lo hizo con Roberto Madrazo que se le cayó hasta el tercer lugar. Todos son piezas intercambiables de dinero, de poder. Esa es su fuerza: la red de poder que mantiene. No es su carisma, porque nunca lo tuvo.
Para el otro adversario histórico del salinismo, Andrés Manuel López Obrador, Salinas regresó al país a principios de 2003“para moverse políticamente con la idea de recuperar sus fueros”.
Así lo describe el ex jefe de gobierno capitalino y ex candidato presidencial en su libro La Mafia que se Adueñó de México…y el 2012:
“Para el segundo semestre de 2003, con la anuencia de Fox, ya Salinas operaba políticamente a sus anchas. Por ejemplo, en esos días se llevó a cabo una reunión en la casa de Salinas, donde participaron Roberto Madrazo, presidente del PRI, Elba Esther Gordillo, coordinadora de los diputados de ese partido, así como dirigentes del PAN y el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, para ponernos de acuerdo y buscar la manera de que en el Congreso se aprobara el cobro del IVA en medicinas y alimentos”.
Para López Obrador no existe ninguna duda: el principal adversario a vencer en el 2012 es Salinas de Gortari y su red de poder.
“En la actualidad, Salinas está permanentemente en actividad política. Es indudable que acomodó a Francisco Rojas como coordinador de los diputados del PRI en el Congreso. Tiene dominio sobre Manlio Fabio Beltrones, jefe de los senadores de ese partido; mantiene relación con su ex colaboradora Beatriz Paredes, ahora presidenta del PRI, y con todos los gobernadores de esa agrupación política”, en especial, con Enrique Peña Nieto.
“La relación Televisa-Salinas es la piedra angular que soporta toda la estructura de poder de las élites en el México contemporáneo”, define López Obrador.
El Menos Querido
-¿Qué se siente ser el ex presidente más repudiado del país? –le preguntó en el verano de 2005, Bernador Gómez, el vicepresidente de Televisa, durante cónclave en Cozumel entre el “Innombrable” y los altos ejecutivos del consorcio.
-Es el resultado de una campaña orquestada en mi contra por mi antecesor –afirmó. Y dijo estar dispuesto a restablecer “el derecho a su buena reputación”.
Después de esa encuentro, Salinas aceptó una entrevista a modo en Televisa para inaugurar el programa Punto de Partida, conducido por Denise Mercker. Fue el 26 de septiembre de 2005, en vísperas de la nominación de Roberto Madrazo como candidato presidencial del PRI. Fue la primera vez que apareció en una extensa entrevista en el Canal 2, tras su abrupto intento de reinserción social en octubre de 2000, cuando presentó su libro México, un Paso Difícil a la Modernidad.
En aquella ocasión, la periodista citó una encuesta de 2003 en la que se señalaba que el 62 por ciento de los mexicanos tienen una opinión desfavorable de él. Salinas insistió que se trataba de una campaña orquestada. “En realidad, se me está utilizando para tender una cortina de humo”, insistió.
Sin embargo, 6 años después, otra encuesta realizada por el portal informativo español 20Minutos.es reveló en septiembre de 2009 que Carlos Salinas ocupó durante los 15 meses del sondeo el primer lugar en la lista de “los políticos más corruptos”. Salinas se mantuvo con 635 puntos, casi 100 más que el segundo sitio: el mandatario venezolano Hugo Chávez (552) y lejos del tercer lugar, ocupado por el ex presidente peruano Alberto Fujimori (445).
En esa misma lista aparecen otros 5 políticos mexicanos en la lista de los 10 políticos más corruptos: José López Portillo (443), Carlos Romero Deschamps (409), Vicente Fox Quesada (380), Ernesto Zedillo (280) y Felipe Calderón (238).
Es decir, la percepción pública frente a su figura no se ha modificado sustancialmente. Tanto así que en febrero de 2010, antes de que iniciaran las campañas para las 12 gubernaturas de este año, un grupo de dirigentes priistas, encabezado por Beatriz Paredes, la presidenta nacional del partido, le pidieron a Salinas que pospusiera la presentación de su tercer libro después de La Década Perdida, publicado en mayo de 2008.
El argumento fue que se necesitaba “la unidad” en el PRI para salir victoriosos. Salinas en ese libro aportaba pruebas sobre la corrupción de su sucesor, Ernesto Zedillo, en el caso Fobaproa. Específicamente, mencionaba el caso Banamex.
Salinas tuvo que aceptar. Eso no evitó que el 24 de febrero del mismo año, el expresidente dijera en una explosiva conferencia en el Centro de Estudios Espinosa Yglesias lo que ya contenía su libro: acusó a Ernesto Zedillo de “tratos inaceptables” con representantes de la administración de BillClinton e insistió que su sucesor fue el responsable de la debacle financiera de diciembre de 1994.
Otra encuesta domiciliaria, de la firma Buendía&Laredo, levantada entre el 26 y 29 de septiembre de 2008 revela que Salinas sigue siendo la figura más identificada con el PRI. Ante la pregunta: “cuando usted piensa en un político del PRI ¿Cuál es la primera persona que le viene a la mente?”, el 26 por ciento respondió que Carlos Salinas, el 22 por ciento Roberto Madrazo y el 19 por ciento Enrique Peña Nieto.
A partir de esa encuesta, Salinas y los dirigentes del PRI tuvieron que aceptar que “no es el momento” aún de presumir públicamente al ex mandatario como la figura de mayor poder e influencia al interior del partido.
El Más Temido
Su pasión por la polémica y su obsesión por defenderse ante cualquier golpe, lo llevó a desmentir a su ex jefe, el ex presidente Miguel de la Madrid, al grado incluso de afirmar mediante un comunicado de prensa que su antecesor tiene “un desfavorable estado de salud” y “senilidad prematura”.
En la mañana del 13 de mayo de 2009, el noticiario radiofónico de Carmen Aristegui divulgó una entrevista con Miguel de la Madrid. El ex mandatario declaró claramente al referirse a su sucesor: “Me siento decepcionado, me equivoqué”. Sin rodeos, De la Madrid afirmó que Raúl Salinas de Gortari, el “hermano incómodo”, tenía vínculos con el narcotráfico.
Salinas movió descaradamente sus piezas para doblegar a su antecesor. Tras una visita de Emilio Gamboa Patrón y Francisco Rojas a la casa del ex presidente y jefe de ambos durante su sexenio, De la Madrid emitió un comunicado en el que afirma que sus respuestas a Aristegui “carecen de validez y exactitud”.
Sin embargo, Manuel Bartlett, insiste ante Proceso que el arrepentimiento del ex presidente frente al nombramiento de Salinas es constante:
“Tú sabes, Manuel, que yo soy el único ex presidente que puede salir a la calle. Lo único que me achacan es haber dejado a Carlos Salinas de Gortari”. Esas fueron las palabras que De la Madrid le señaló a Bartlett en su casa.
“Es absolutamente cierto lo que le dijo a Carmen Aristegui. Es cierto. No está loco, ni está amnésico ni está vegetando. Es una carga que él se tiene que quitar de encima”, afirma Bartlett.
-¿Por qué esa reacción de Salinas?
-Porque Salinas es un megalómano. El necesita ser adorado.
Otro round ganado por Salinas fue el protagonizado desde la sombra en contra del ex secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez.
El 12 de febrero de 2009, también en el noticiario de Carmen Aristegui, se difundió una grabación donde se escuchaba a Téllez afirmar que Salinas de Gortari “se robó la mitad de la cuenta secreta”.
El ex secretario de Energía con Ernesto Zedillo también afirmó que tanto Carlos Salinas como su esposa Ana Paula Girard Rivero, al igual que el ex presidente López Portillo “creen que el país no les agradece lo que hicieron por México”. “López Portillo destrozó al país y Salinas también”, afirmó Téllez.
El mismo día que se difundieron sus palabras, Téllez convocó a una conferencia de prensa en un hotel cercano al Word Trade Center. Leyó un escueto comunicado de una cuartilla. Reconoció que la grabación era real, que hizo esas afirmaciones ante un grupo de amigos, “en el marco de una comida casual, y lo dije de manera indebida ya que carecía de sustento alguno”.
“Nunca tuve ni he tenido evidencia alguna sobre acciones ilícitas del ex presidente Carlos Salinas de Gortari” remató Téllez. Días después, el ex subsecretario de Agricultura con Salinas, ex jefe de la Oficina Presidencial con Zedillo y uno de los pocos priistas que se sumaron al gabinete de Calderón, renunció a la SCT. Fue nombrado presidente de la Bolsa Mexicana de Valores.
El lance más reciente de Salinas fue en contra de Zedillo, su “villano favorito” personal. Un día después de que su sucesor firmara un desplegado titulado “No a la Generación del NO”, en la que se abogaba a favor de reformas fiscales y estructurales, Salinas decidió acusar a Zedillo de haber incrementado de 7 a 100 por ciento las tasas de interés en 1995 por instrucciones del entonces secretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers, provocando con ello la quiebra del sistema financiero mexicano.
Durante su conferencia en el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), Salinas reseñó que en los primeros meses de 1995, los ex funcionarios del gobierno de Bill Clinton, Robert Rubin y Larry Sumers, frecuentaban en secreto la residencia oficial de Los Pinos para afinar detalles de las medidas que debería tomar México para acceder a los financiamientos que le permitirían paliar el llamado “Efecto Tequila”.
Salinas afirmó que la receta ordenada por la Casa Blanca fue un “veneno” para la economía nacional, ya que derivó en la quiebra del sistema financiero y el posterior rescate bancario.
La acusación de Salinas fue ampliamente difundida en los medios cercanos a su entorno de influencia. El periódico La Razón resumió así la intervención de Salinas: “Zedillo disparó tasas por indicaciones de Summers”. Milenio Diario público una síntesis de su intervención titulada “Ni neoliberalismo ni populismo: democracia republicana”.
Zedillo no respondió públicamente a la provocación de Salinas. El ahora funcionario de la trasnacional ferroviaria Union Pacific se guardó sus comentarios.
El periodista Carlos Fernández Vega, autor de la columna México S.A. publicó el 1 de marzo en La Jornada la siguiente versión:
“Tras los ‘errores de diciembre’ circuló la siguiente historia: resulta que Ernesto Zedillo se quejaba amargamente de que Carlos Salinas le había dejado la economía nacional prendida con alfileres; enterado de tan agrio reclamo, el hijo predilecto de Agualeguas le respondió: ‘¡y tú por qué los quitaste, pendejo!’…Y 16 años después lo sigue diciendo, sin asumir que él también tiene su historia”.
El Más Activo
Las aguas de la sucesión presidencial están agitadas al interior del PRI. Y Salinas las mueve desde el inicio del sexenio. Esto quedó claro en la reunión de la Comisión Política del PRI, realizada en Toluca el 30 de marzo de 2009 para definir la lista de los candidatos del tricolor a la Cámara de Diputados.
Los tres grandes polos que se disputan la nominación priista –el coordinador de los senadores Manlio Fabio Beltrones, la presidenta del PRI, Beatriz Paredes, y el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto- orbitan en torno a las alianzas y los hilos que mueve el ex presidente de la República.
“Ya no hay espacio para figuras políticas independientes”, advierte la ex dirigente nacional del PRI, Dulce María Sauri. Ella misma fue víctima de una intensa operación de Salinas para desplazarla como candidata del PRI a la gubernatura de Yucatán, en 2007. La ex gobernadora interina perdió la nominación ante Ivonne Ortega Pacheco, una política sin proyección nacional, maleable, que fue apoyada por Peña Nieto, por el mandatario de Quintana Roo, Félix González Canto, el gobernador de Nuevo León, Natividad González Parás y, sobre todo, por Salinas.
Hombre de resentimientos y recelos, Salinas marginó a Sauri y a otros muchos políticos no sólo en el 2007 y 2009 sino en buena parte de las contiendas estatales de este 2010.
Desde el 2009, Salinas palomeó muchas de las candidaturas del PRI a la Cámara de Diputados, especialmente, de las listas plurinominales. En especial, impulsó a su sobrina predilecta, Claudia Ruiz Massieu, a quien el propio ex presidente considera como su hija y heredera política. Primogénita del matrimonio del fallecido José Francisco Ruiz Massieu y de Adriana Salinas de Gortari, Ruiz Massieu fue vicepresidenta de la Fundación Luis Donaldo Colosio, al mismo tiempo que Francisco Rojas presidía el organismo de estudios del PRI, y trabajó bajo las órdenes del ex procurador Eduardo Medina Mora –también cercano a Salinas-, como coordinadora General de Planeación, Desarrollo e Innovación Institucional. Ruiz Massieu fue la amiga que presentó a Ivonne Ortega, gobernadora de Yucatán, con su tío.
Francisco Rojas fue otra de las figuras más emblemáticas, impulsadas por Salinas. Cuando se iba a definir el nombramiento del coordinador de la próxima bancada del PRI en San Lázaro, en agosto de 2009, Salinas realizó dos viajes claves a Oaxaca y a Veracruz para negociar con los gobernadores Ulises Ruiz y Fidel Herrera, el respaldo de los diputados priistas de estas entidades al nombramiento de Rojas como coordinador de la cómoda mayoría del PRI en esa legislatura.
Otras figuras claves en la presente Legislatura son los políticos del Estado de México, surgidos del entorno de Enrique Peña Nieto y con un claro aval salinista. Son los casos del ex secretario de Finanzas, Luis Videgaray, alumno aventajado de Pedro Aspe y actual presidente de la Comisión de Presupuesto; de Humberto Benítez Treviño, ex secretario de Gobierno mexiquense y ex procurador general durante el annus horriblis de 1994.
Gracias a su cabildeo, Salinas logró una diputación federal por el Partido Verde para su ex secretario particular Andrés Massieu Fernández. Este personaje es el vínculo más firme del ex mandatario con los concesionarios de la televisión.
Conocedores de los entretelones priistas, consideran que el “factor Salinas” también fue determinante en las nominaciones de su partido en Quintana Roo (con Roberto Borge), en Chihuahua (con César Duarte), en Aguascalientes (con Carlos Lozano de la Torre), en Hidalgo y en Durango, durante las contiendas de este 2010.
Incluso, algunas versiones lo consideran artífice de las alianzas PAN-PRD en varios estados. Así lo publicó el 19 de febrero de 2010 la columna “Templo Mayor” del periódico Reforma:
“Para aquellos que extrañaban a Carlos Salinas de Gortari, hay buenas noticias: el expresidente no sólo ha vuelto sino que está más activo que nunc
“Por lo menos eso es lo que andan contando quienes viven de echarle a Salinas la culpa de todo lo que pasa en México.
“Según esto, el villano favorito anda metido en la estrategia electoral del PRI como parte de un proyecto para pintar tricolores Los Pinos una vez más.
“De hecho, lo que se comenta es que la idea de conjurar las alianzas PAN-PRD en los comicios de este año salió, precisamente, de la casa del ex mandatario.
“Inclusive, hay quienes afirman que, como en los viejos tiempos, Diego Fernández de Cevallos habría sido quien le llevó el recadito a Fernando Gómez Mont, que por poco pierde hasta la chamba… Quienes saben de estas cosas dicen que no hay que perder de vista la buena relación que aún mantiene Elba Esther Gordillo y, claro, con Enrique Peña Nieto”.
La desaparición de Diego Fernández de Cevallos, viejo aliado y conocido de Salinas de Gortari, en mayo de este año, forzó una nueva aparición pública del expresidente.
Al salir de una conferencia con la Sociedad de Alumnos de la Universidad Panamericana, la misma donde estudió Peña Nieto, Salinas aprovechó para pontificar sobre la “desaparición forzada” de Fernández de Cevallos.
“Me parece que es importante decir que nadie celebrar un delito, me parece que el país no debe de estar secuestrado por el discurso de la polarización y todos, creo, que debemos de tener una expresión por el sano y bien regreso de Diego Fernández de Cevallos”, afirmó.
Y esa polarización es la que lejos de aminorar se ha incrementado en los últimos meses. Los mismos en los que el retorno de Salinas constituye una prueba de la megalomanía del poder.
Por: Jenaro Villamil
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