Aunque parezca el tema de una película de estreno, se trata de una realidad que desde hace muchos años se venía gestando en las instalaciones de la paraestatal PEMEX, y que nunca fue denunciada, tal vez por la complicidad que existía y que presumiblemente existe entre la directiva de esa empresa y quienes se han dedicado por años, a extraer el combustible para venderlo al mejor postor, y en este caso, a empresas y a particulares de Estados Unidos.
Por eso digo que no debe sorprender tanto el que se haya descubierto, ahora sí, que a PEMEX la están saqueando empresarios norteamericanos.
Me parece que esta empresa semeja una enorme Hidra de tres cabezas. Por un lado están los delincuentes encargados de robar el combustible, ya sea sin refinar o en forma de gas licuado; por el otro están los empresarios texanos dedicados a comprar sin el más mínimo escrúpulo, el patrimonio de los mexicanos, mientras que por otro lado está la enorme corrupción que desde las entrañas mismas de la empresa, se ha encargado de corroer el sistema administrativo, de exploración, extracción y distribución, y de exportación/importación.
Con esto quiero decir que es muy posible que la vinculación entre esas tres enormes cabezas de la Hidra sea tanta, que solo hasta ahora, en que ocurre una demanda en los tribunales de Houston, Texas, se dé a conocer de manera pública lo que ya se sabía desde hace años.
Esa posible corrupción al interior de PEMEX da a entender las razones por las que la falta de mantenimiento de sus instalaciones, como son refinerías y sistemas de almacenamiento, así como esos 50 mil kilómetros de redes de distribución a lo largo del país, estén tan deterioradas, que por ellas no solo se fuga el combustible a través del robo descarado, sino también de recursos financieros.
Todo ello, a mi juicio, ha impedido que PEMEX sea una empresa realmente rentable y sustentable, y esté convertida en un monopolio estatal carente de recursos para modernizar sus plantas, darle mantenimiento a sus redes de distribución y, sobre todo, ofrecer a los mexicanos un producto barato y de calidad.
Ahora entiendo porqué el combustible y el gas que PEMEX es incapaz de refinar, lo exporta a Estados Unidos, aunque una gran parte cruza las aduanas, sobre todo la de Nuevo Laredo desde la Cuenca de Burgos, bajo el amparo de un deficiente sistema y posiblemente corrupto sistema aduanero que permite su cruce bajo supuesta documentación oficial.
Desde luego que el problema es más complejo de lo que describo en estas líneas, lo que no me permite comprender cómo es que teniendo tanto combustible en reserva y mucho más sin explorar y explotar, esa riqueza no se traduce en tecnología propia como para poder refinarlo y abaratarlo.
Pero creo que si el combustible robado es comprado en Texas y luego retorna a México ya refinado, debería ser más barato, pero no lo es. ¿Qué es lo que ocurre?.
Que el sistema comercial de Estados Unidos en esa materia, impide la fiscalización de empresas privadas dedicadas a la compra de combustible robado, ya que cualquier persona puede comprar y vender sin la menor medida fiscalizadora, situación que se presta para que los ladrones del combustible de PEMEX, lo vendan al mejor postor, porque la estructura de mercado en ese país así lo permite, y porque siempre habrá un empresario corrupto que se preste a ello, quien fija el precio del producto a criterio del costo en el mercado internacional.
Hora lo que resta saber es si las empresas norteamericanas involucradas en este gran robo, como son Basf Corporation y Murphy Energy Corporation, señaladas ante la corte de Houston por PEMEX, así como Trammo Petroleum Inc., Valley Fuels y US Pretoleum Depot, pueden dar una explicación de la forma en cómo compraron el combustible robado.
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