José Agustín Ortiz Pinchetti
El movimiento del gobierno legítimo ha crecido sin prisa ni pausa durante casi cuatro años. El 25 de julio pasado se determinó que la etapa de resistencia había terminado y que empezaba la consolidación. Después vino el informe de representantes de los 32 estados, se presentó el Proyecto Alternativo de Nación y AMLO aceptó que el movimiento y él buscarían la Presidencia de la República en 2012. Hasta ese día se habían constituido 12 mil comités en casi todos los municipios del país y en un buen número de demarcaciones subalternas.
Días después se anunció una reorganización mayor: se conformarían estructuras en los 300 distritos y se levantaría un aparato de reclutamiento de simpatizantes, que hoy tiene 2 millones y medio de integrantes y deberá llegar en un año a 4 millones. El periódico Regeneración, que llega ya a 5 millones de ejemplares, va pronto a crecer más de 40 por ciento. Es muy difícil no ver, ignorar una realidad política que hasta hoy parece sumergida y que se está volviendo una organización poderosa.
La meta son 20 millones de votos, con lo que se ganaría la Presidencia, institución que se emplearía como palanca para transformar México, revertir la decadencia, volver a crecer y empezar a repartir. Para ello tendría que organizarse a la población en más de 50 mil comités.
Las relaciones entre este ente y los partidos de izquierda son buenas, aunque los comunicadores y los plumíferos imaginen, inventen o digan lo contrario. Y también es excelente la alianza con personalidades como Marcelo Ebrard. Se puede pronosticar que los tres partidos de izquierda irán juntos en 2012, que no harán una división suicida y que la organización obradorista será un activo importantísimo para promover y defender el voto.
La existencia de este fenómeno político se ha ocultado cuidadosamente a la opinión pública. Y no por los involucrados en el proyecto. Las estadísticas, los eventos, las asambleas, los comités, forman una trama tupida pero transparente. Yo, en estas páginas, he dado cuenta sistemática de los avances. Muchos, incluso algunos amigos míos, han pensado que todo esto era parte de una fantasía defensiva.
La mayoría de los comunicadores y muchísimos investigadores parecen fascinados por el rejuego superficial de la politiquería. No conceden espacio a esta organización emergente. Pero no pasará demasiado tiempo cuando tendrán que explicar a sus lectores o a su auditorio en qué consiste y cómo se gestó la única oposición verdadera y bien articulada que existe en México.
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