El linaje de Moctezuma vive... en España

lunes, 20 de septiembre de 2010.

Moctezuma II habría pedido a Hernán Cortés que ejerciera la custodia de su hija Tecuichpo Ixquixóchitl. La princesa –luego llamada Isabel de Moctezuma– tuvo una hija no reconocida con el conquistador, y además fue esposa de Cuitláhuac, de Cuauhtémoc y de tres miembros de la nobleza española.

Con dos de ellos –Pedro Gallego de Andrade y Juan Cano Saavedra– procreó hijos que iniciaron una descendencia que durante casi cinco siglos emparentó con la nobleza española y fue propietaria de palacios y señoríos. Actualmente varios españoles–como la condesa de Miravalle– tienen sangre del emperador mexica.

CÁCERES, ESPAÑA, (Proceso).- En las fachadas y paredes de los centenarios palacios del barrio antiguo de esta ciudad aún sobresalen los escudos de armas de los principales apellidos de la nobleza española que fundieron su sangre con la del antepenúltimo emperador mexica, Moctezuma Xocoyotzin.

Esta ciudad de Extremadura –declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1986 por preservar uno de los complejos urbanos de la Edad Media y del Renacimiento– es donde se hace más patente la presencia de la sangre de Moctezuma II en tierra española. Aquí está buena parte del registro del mestizaje de los conquistadores y gobernantes de Nueva España con el linaje del emperador mexica.
Una muestra es el Palacio de Moctezuma, sede del Archivo Histórico Provincial de la Junta de Extremadura, que preserva uno de los mayores contenidos americanistas, entre otras cosas con frescos de 13 emperadores y líderes mexicas.

Ejemplo de la reciedumbre de las casas medievales, construido en el siglo XV, el palacio se ubica entre vetustas construcciones y un laberinto de callejones; en sus paredes destacan los blasones de apellidos que aquí se han fundido: los Cano Moctezuma con los Carvajal, Toledo, Ulloa y decenas más.

Como parte de la memoria histórica de la ciudad también hay una avenida y un barrio llamados Isabel de Moctezuma, nombre cristiano con el que se bautizó Tecuichpo Ixquixóchitl, la hija del emperador mexica y “la madre real del mestizaje”, según afirma José Miguel Carrillo de Albornoz.

Este cacereño es uno de los aproximadamente 2 mil descendientes que ha dejado Isabel de Moctezuma a lo largo de casi cinco siglos. Abogado y escritor, Carrillo de Albornoz ha dedicado gran parte de vida a documentar y recuperar la historia y las raíces de la llamada Casa de Moctezuma, como lo refleja en algunas de sus obras: Moctezuma. El semidiós destronado (Espasa Forum), Memorias de doña Isabel de Moctezuma y Los hijos de doña Isabel de Moctezuma, entre otras.

Los antecedentes

Mientras guía al enviado de Proceso por este barrio de piedras y cantera centenarias, Carrillo de Albornoz asegura que “en España se ha valorado mucho la sangre de Isabel de Moctezuma”. Ella se enlazó con las principales familias de Extremadura que “en la época era una de las zonas más ricas y poderosas de España, con enorme presencia en América desde que Nicolás de Ovando, el primer gobernador de Indias, puso como condición al reino que para aceptar la responsabilidad se rodearía de extremeños”.

La princesa Tecuichpo Ixquixóchitl, recuerda, nació en julio de 1510 de la unión del emperador mexica con Teo-tlaco, princesa de la casa de Tlacopan (Tacuba). “(Tecuichpo) era una princesa que estaba llamada a altos destinos y así lo dijeron los sabios cuando leyeron el libro sagrado para los padres de la recién nacida. Y no se equivocaban porque aquella niña estaba destinada a ser dos veces emperatriz y había de tener cinco maridos, tres de los cuales serían españoles y dejaría una prole que traería la sangre real mexicana hasta la lejana España”, dice.

Moctezuma II, afirma Carrillo de Albornoz, le encargó a Hernán Cortés ejercer la custodia de su hija legítima Tecuichpo y de sus hijas naturales, María y Mariana. Con 10 años la princesa fue casada con su tío Cuitláhuac, el señor de Iztapalapa, elegido por unanimidad “décimo huey tlatoani de México”; el matrimonio se realizó para “reforzar (la) legitimidad” del penúltimo emperador mexica.

Aunque por su edad no se consumó el matrimonio “sí se procedió a la ceremonia ritual de anudamiento del manto”. Pero el reinado de Cuitláhuac fue corto:

Enfermó de viruela y murió en noviembre de 1520.
Después la emperatriz se casó con el sucesor, Cuauhtémoc, sobrino de su padre y último emperador, entre 1520 y 1525. “Tecuichpo Ixquixóchitl no tuvo sucesión de sus matrimonios mexicas porque Hernán Cortés se negó a que hubiera una dinastía nacional de hijos de Cuauhtémoc”, dice el entrevistado.

En relación con Leonor, la hija que Tecuichpo tuvo con Hernán Cortés, el escritor dice que ahí se da una “anomalía” porque la menor fue reconocida por el conquistador con ejecutoria de nobleza concedida en 1535 por Carlos V. Pero no fue reconocida por la madre ni mencionada en su testamento. Leonor Cortés se casó con Juan de Tolosa, conquistador de Nueva Galicia (Nayarit, Jalisco, Colima, Aguascalientes y parte de Sinaloa) pero no tuvo sucesión, asegura.

Explica que la razón fue que al quedar viuda de Cuauhtémoc, a los 16 años, Tecuichpo vivió con los agustinos en Coyoacán. Hernán Cortés le propuso matrimonio ante un cura. Ella accedió pero el enlace formal nunca se concretó. No obstante, tuvo relaciones con Cortés, de las que nació Leonor.

“Hernán Cortés cometió el grave error de no casarse con Tecuichpo. No se atrevió porque temió que los miembros de la Corte española pensaran que pretendía hacerse rey de los territorios mexicanos. Después de un viaje por España, Cortés regresó casado con una sobrina del duque de Béjar, lo que significó una ofensa terrible para la emperatriz de México.

“La anomalía es que la carta de legitimación de Leonor otorgada por Carlos V dice: ‘Leonor Cortés, de madre desconocida’. Es el único caso que conozco de un hijo de madre desconocida”, ironiza.

Convertida al cristianismo, adoptó el nombre de Isabel de Moctezuma y se casó con Alonso de Grado, visitador de Indias, con quien no tuvo hijos. Luego, con Pedro Gallego de Andrade, con quien tuvo a su primogénito, Juan de Andrade Moctezuma y con quien Carrillo de Albornoz ubica el comienzo del “legítimo mestizaje”.

El primogénito de Isabel esposó a  María de Castañeda, con quien procreó a Pedro, Hernando, Juan, Felipe e Isabel, de quienes descienden familias mexicanas como los Fernández de Lima y Moctezuma Barragán, entre ellos Esteban, exsecretario de Gobernación. Como ha sido documentado en México, y en España, los descendientes pertenecieron a la aún vigente rama de los condes de Miravalle, dice el entrevistado.

María del Carmen Enríquez de Luna y del Mazo es la actual condesa de Miravalle. Vive en Granada y pertenece a la rama que “según el diccionario Porrúa legítimamente alega prosapia de Moctezuma”, apunta Alejandro González Acosta en su ensayo Los herederos de Moctezuma (Boletín Millares Carlo, 2001).
El autor del ensayo, miembro del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, asegura que esta familia es la legítima depositaria de la “pensión de Moctezuma” que el gobierno de México pagó durante cuatro siglos y que demanda le sea reestablecida. El título nobiliario que ostenta la actual condesa de Miravalle en duodécima generación fue concedido por Carlos II el 31 de octubre de 1690.

El quinto y último esposo de Isabel de Moctezuma fue Juan Cano Saavedra, un cacereño que llegó a América con el conquistador Pánfilo de Narváez. Isabel y Juan tuvieron cinco hijos: Pedro, Isabel, Catalina, Gonzalo y Juan Cano Moctezuma. Las dos mujeres permanecieron en México en el convento de la Concepción y nunca salieron de la Nueva España.

Otras raíces

Aparte de la rama de Isabel en España hay otros descendientes del emperador mexica a quienes representa el duque de Moctezuma de Tultengo. Esta vertiente se inicia de un segundo matrimonio de Moctezuma, con la princesa Miyahuaxóchitl, hija del señor de Tula. De este matrimonio nació el príncipe Tlacahuépatl que bautizado tomó el nombre de Pedro Tlacahuepatzin.

Hijo de éste fue Diego Luis Ihuitlemoctzin, que se casó con Francisca de la Cueva. A uno de los nietos de este matrimonio y bisnieto del emperador mexica, Pedro de Tesifón Moctezuma, le fue otorgado el condado de Moctezuma, que es el título nobiliario más antiguo concedido por un monarca español a la descendencia mexica, como documentó Carrillo de Albornoz.

El título fue creado por Felipe IV el 13 de septiembre de 1627, después modificado como conde de Moctezuma de Tultengo. En 1865 el condado fue elevado a ducado de Moctezuma y en 1992 vuelto a nombrar condado de Moctezuma de Tultengo, que actualmente recae en José Juan Marcilla de Teruel-Moctezuma y Jiménez. En 1766 este título recibió el grado de Grande de España, máxima dignidad de la nobleza española en la jerarquía nobiliaria después de la de infante que se daba a los hijos del rey. Otros títulos añadidos a esta rama de Moctezuma: marqués de Tenebrón y vizconde de Ilucán.

Proceso solicitó una entrevista con un familiar directo del duque, pero no tuvo respuesta.

La rama Cano Moctezuma

Carrillo de Albornoz recalca lo complejo del árbol genealógico del emperador Moctezuma y de su hija en España, donde se cruzan apellidos y títulos nobiliarios.
“Curiosamente –recuerda–, Carlos V no concedió ningún título nobiliario a Isabel, que nació y murió en Tenochtitlan; aunque sí tuvo un título de marquesa sin denominación, que nunca se usó como tal porque otorgárselo era tanto como disminuirla; ella era considerada por Carlos V como la emperatriz de Tenochtitlan”.

–¿Qué importancia tuvieron los títulos nobiliarios en este mestizaje?

–Fueron importantes; no sólo eran un atributo de índole social, como quedaron después de la desamortización nobiliaria de 1850, sino que algunos, como los Grandes de España, con el tiempo tuvieron prerrogativas como pasaporte diplomático y una posición de privilegio ante el rey. Ahora no tienen privilegios, sólo estatus social.

Carrillo de Albornoz asegura que una rama de la Casa de Moctezuma, de la que él desciende, es la que surgió del quinto y último matrimonio de Isabel. A la muerte de la hija de Moctezuma (en 1550) Cano Saavedra regresó a Cáceres con sus hijos varones. Luego se instaló en Sevilla, donde murió en 1572. El hijo menor, Juan Cano Moctezuma, se quedó en Cáceres. Se instaló en la casa paterna: el Palacio de Moctezuma.
Juan Cano se casó con Elvira de Toledo y Obando, “de importante linaje cacereño, formando el tronco más ilustre de la Casa de Moctezuma en España. Por escudo de armas usaron 13 coronas de oro en campo de sangre”, blasón que aún se conserva en el Palacio de Moctezuma.

Dice que pese a ser el hijo menor, Juan se quedó con los derechos de primogenitud de Juan de Andrade Moctezuma (hijo de Pedro Gallego de Andrade, cuarto esposo de Isabel de Moctezuma) porque éste le pidió ayuda económica en un momento de dificultad; Cano se los dio a cambio de los derechos.

“Es así que Juan se transforma en el heredero de los señoríos de los Moctezuma y de hecho esa es la herencia otorgada después a Juan de Carvajal y Moctezuma, donde quedan esos derechos hereditarios que se mantienen en México y España”, dice.
De la rama Cano Moctezuma-Toledo y Obando nacen dos tataranietos del emperador: Juan Toledo Moctezuma, quien se casó con Mariana de Carvajal Toledo-Obando, los cuales procrearon 12 hijos. El otro, Pedro Toledo Moctezuma, corregidor de Toledo, se casó tres veces, la última de ellas con Magdalena de Salazar, con quien procreó a Isabel de Moctezuma (homónima de la emperatriz).

Esta mujer contrajo nupcias con un primo, Francisco de Torres Moctezuma, cuya nieta fue María Manuela de Moctezuma y Pacheco, marquesa de Cerralvo, Grande de España.

Esta rama derivó en decenas de enlaces de los Moctezuma con la nobleza española: con los marqueses de Camarena la Vieja y la Real, condes de los Corbos, marqueses de Espinardo y condes de Trespalacios; la casa de Ulloa; condes de Adanero y marqueses de Castroserna y condado de Ureña; del ducado de Arcos y más. En generaciones posteriores surgen otros apellidos de linaje, como los condes de Mayorazgo y los Acevedo, los duques de Abrantes y los condes de Canilleros. A esta última pertenece la familia del entrevistado.

El abuelo de Carillo de Albornoz, Miguel Muñoz de San Pedro, fue conde de Canilleros, escritor, miembro de la Academia de la Lengua de Extremadura, impulsor cultural vinculado con la Academia Heráldica Mexicana y quien elaboró un estudio sobre Isabel de Moctezuma.
Todavía más, Carrillo de Albornoz asegura que de esta rama de la Casa de Moctezuma desciende la actual duquesa de Alba (Cayetana Fitz-James Stuart) una aristócrata que habitualmente ocupa espacios en la prensa española. “La duquesa de Alba desciende de los Carvajal por el parentesco contraído hace siglos entre un duque Abrantes con el linaje del ducado de Alba. Como se puede ver, una buena parte de las familias de la nobleza española tienen sangre de Moctezuma”, sostiene. Aunque aclara que ahora mismo no existe una titularidad de la Casa de Moctezuma. “Se podría decir que es una casa fantasma, porque se difuminó en las distintas ramas”, asegura.

En su libro Moctezuma. El semidiós destronado, Carrillo de Albornoz documenta, además, que la sangre de Cristóbal Colón se fundió con la de Moctezuma: “Del linaje de Ángel de Carvajal y Fernández de Córdoba, duque de Abrantes, conde de la quinta de la Enjarada, casado con Manuela Téllez-Girón y Pimentel, en 1813, hubo un bisnieto, Manuel de Carvajal y Hurtado de Mendoza, que casó con Pilar Colón y Aguilera, duquesa de la Vega, primogénita del conde de Veragua y descendiente por lo tanto de Cristóbal Colón”.

El entrevistado aclara a Proceso que donde más relación de parentesco tienen las ramas de la Casa de Moctezuma es en Cáceres; revela que “no existe ningún tipo de cohesión” con las otras vertientes, por ejemplo, con la de la condesa de Miravalle, a la que no conoce.

Sí ha tenido contacto con miembros de la casa del duque de Moctezuma de Tultengo pero asegura que “no tienen ninguna documentación del linaje de su rama Moctezuma”.

Partícipe en rituales “de tradición” con concheros en la pirámide de Teotihuacan, con siete libros publicados en México y 17 en España, Carrillo de Albornoz define lo que llama una “actitud dual” de los mexicanos ante los españoles por el tema de la Conquista: “Aún muchos mexicanos mantienen presente el tema doloroso de la Conquista, como reflejo de la memoria histórica por la destrucción de Tenochtitlan; porque la Conquista se produjo en el momento de máximo esplendor del Imperio Azteca”.

Sostiene que otros mexicanos son “hispanófilos”, que “valoran la fusión con España”, mestizaje que el entrevistado valora ampliamente. “Fue un nuevo momento de esplendor, la época del virreinato no ha sido suficientemente valorada”.

Y sentencia sobre el resquemor nacional: “Yo creo que en México debemos pasar página al episodio doliente y disfrutar más lo que somos y lo que tenemos, el lado bueno del mestizaje”, dice mientras cruza los arcos de la plaza en este antiguo barrio.

Por: Alejandro Gutiérrez

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