EE.UU.: ¿la nueva frontera petrolera?

lunes, 13 de febrero de 2012.

La explotación de esquistos con reservas potenciales de petróleo y gas pone nuevamente a Estados Unidos frente al futuro del negocio.

Por: Luis E. Giusti L.|Elespectador.com

La historia petrolera de Estados Unidos se inició en agosto de 1859 en un apartado pueblo de Pensilvania llamado Titusville, cuando el coronel Edwin Drake descubrió petróleo mediante perforación por primera vez en ese país. Con el correr de los años surgieron nuevas fronteras en el esfuerzo de exploración en busca de petróleo en California y Texas. Un descubrimiento gigantesco en Spindletop, Texas, en diciembre de 1900, permitió un robusto crecimiento de la producción y con el tiempo Estados Unidos alcanzó 10 millones de b/d en 1970. Pero a lo largo de esa secuencia fueron surgiendo nuevas fronteras, como fue el caso del Potrero del Llano-4, que convirtió a México en el principal suplidor de su vecino del norte. Luego en 1922 Venezuela se convirtió en la nueva frontera y a partir de 1933 nació la producción de Arabia Saudita, que habría de constituirse en el productor más importante del mundo. Pero domésticamente las posibilidades de Estados Unidos se fueron reduciendo y fue así como en la medida de que aumentaba su demanda interna, ese país se fue convirtiendo en importador de petróleo. A partir de 1985 su producción entró en una declinación implacable y actualmente su nivel es de cerca de 7 millones de b/d.

Desde hace varias décadas se han ido acentuando preocupaciones en los gobiernos y el Congreso de Estados Unidos, en torno a la creciente dependencia que tiene el país de energía importada. En petróleo específicamente, se requieren importaciones del orden de 10 millones de b/d y la discusión del pico petrolero (peak oil) se ha hecho recurrente. En marzo de 2007, hace menos de cinco años, la GAO (Government Accountability Office) del Congreso de Estados Unidos publicó un extenso informe sobre el asunto, que contenía un llamado urgente a la acción para enfrentar lo que denominó “inaceptables altos riesgos de un choque externo de suministro petrolero”. En la ocasión de la publicación del informe, el congresista Roscoe Bartlett (republicano de Maryland) declaró: “El gobierno federal de Estados Unidos no está preparado para responder a las severas consecuencias de cualquier interrupción significativa en el suministro internacional de petróleo”, e hizo un llamado a montar una estrategia nacional para enfrentar el problema.

Pero para sorpresa de muchos, nuevos avances tecnológicos han permitido la explotación de gas y petróleo en esquistos (rocas muy compactas conocidas en el argot petrolero como lutitas). Nuevas técnicas de fracturación hidráulica de esas rocas han permitido revertir los pronósticos de futura producción de gas, hasta el punto de que pronto el país se convertirá en exportador de ese hidrocarburo. Pero no se trata solamente de gas; en el sur de Texas, Dakota del Norte y Montana se han descubierto inmensas acumulaciones de petróleo en esquistos. Solamente en estos dos últimos se han cuantificado reservas de 4.300 millones de barriles en la llamada formación Bakken, de la cual en 2005 se producían 3.000 b/d y actualmente se producen 400.000. Se espera que la producción alcance 1 millón de b/d en 2020. En el sur de Texas en la formación Eagle Ford se perforaron 3.000 pozos entre mayo y junio de 2011, la producción alcanza 100.000 b/d y se anticipa que llegue a 450.000 en 2015.

En un reciente estudio la empresa IHS CERA ha determinado que las reservas de petróleo en esquistos pudieran alcanzar 17.000 millones de barriles. Este nuevo acceso a petróleo doméstico ha permitido que la producción estadounidense haya aumentado por primera vez en 26 años y se estima que para finales de la década pudiera llegarse a un aumento de producción de 2 millones de b/d. Finalmente, hay que tener presente que hasta ahora solamente empresas medianas y pequeñas han actuado en este nuevo frente, pero ya las grandes empresas han comenzado a invertir en la explotación de esquistos con reservas potenciales de petróleo y gas. Transcurridos más de 110 años de Spindletop, Estados Unidos vuelve a ser la nueva frontera.

lgiusti@csis.org

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