La batalla de Matamoros

martes, 9 de noviembre de 2010.

Raymundo Riva Palacio|ESTRICTAMENTE PERSONAL

El viernes pasado en Matamoros, ciudad gemela de Brownsville, en la frontera tamaulipeca con Estados Unidos, sucedió el suceso más paradigmático en los 47 meses de lucha contra las drogas. Fue la operación donde murió Ezequiel Cárdenas Guillén, conocido en el Cártel del Golfo como "Tony Tormenta", en la cual se dio la primera batalla formal que muestra cómo esta, que ahora define el gobierno de Felipe Calderón como "lucha contra la delincuencia", es una guerra real.

Empezó hacia las 10 y media de la mañana del viernes en el centro de Matamoros, en una operación quirúrgica de comandos especiales de la Marina contra Cárdenas Guillén, hermano de Osiel, quien reclutó a 33 desertores del Ejército Mexicano y creó su brazo armado Los Zetas. "Tony Tormenta" nunca pudo reclamar el título de jefe de ese cártel cuando su hermano fue detenido en 2003, y siempre fue relegado a un segundo nivel de mando en la organización criminal tamaulipeca. Buscado en México y Estados Unidos --donde había una recompensa de cinco millones de dólares por su captura--, los marinos, que reciben su información de inteligencia de la DEA, tenían tres días acosando a Cárdenas Guillén y cerrando el círculo para conseguir su caída.

Como sucede generalmente con los comandos de la Marina, no hubo sobrevivientes. Cuando llegaron a la bodega en donde se encontraba escondido, los recibieron con fuego. Respondieron con fusiles de asalto y granadas, con lo que abrieron un boquete de casi dos metros de diámetro, y lo mataron a él y al menos a otras cuatro personas en su interior. La guerra real no lo muestra esa acción punitiva sino la operación en su conjunto. La descripción de los reporteros en el lugar hablaron de enfrentamientos en diversas partes de Matamoros, con cientos de militares y policías federales actuando en acción simultánea, helicópteros sobrevolando zonas específicas de la ciudad, y con un número de muertos que oficialmente se ubica en 10, incluido a un editor y reportero de policía del periódico Expreso de Matamoros.

A partir de la información pública y la oficial se puede reconstruir lo que sucedió. Un total de 150 marinos participaron en el operativo dentro de lo que llama la Secretaría de Marina el "primer círculo". Es decir, son quienes fueron eliminando al perímetro de seguridad de Cárdenas Guillén y se fueron abriendo paso hasta llegar a la bodega. Al menos otros 450 marinos participaron en un segundo círculo, con el propósito de ir neutralizando al perímetro de seguridad externo de "Tony Tormenta", y evitar que pudieran acercarse al núcleo del enfrentamiento. Una breve introspección de lo que sucedió en las calles quedó registrado en los videos caseros de ese día. Los refuerzos del Cártel del Golfo no pudieron acercarse al centro de la ciudad al ser contenidos por el Ejército.

En uno de esos enfrentamientos es donde cayó abatido en un fuego cruzado el periodista del Expreso, Carlos Alberto Guajardo, quien se estaba alejando del foco de la batalla en busca de mayor información en las dependencias oficiales. La batalla de Matamoros es un modelo clásico de guerra irregular. Aceptarlo tiene costos y consecuencias políticas. Pero no admitirlo eleva las probabilidades de que los daños colaterales sigan subiendo en la medida en que la mentira oficial les ofrece una narrativa maniquea e irresponsable. El costo de largo plazo de esta mentira será mayor que el encubrimiento de esta realidad en la cual los únicos que están sin herramientas para protegerse, mediante medidas precautorias, son los ciudadanos.

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