México, señalado a escala internacional como violador de la libertad sindical

viernes, 27 de agosto de 2010.

El gobierno federal impulsa los contratos de protección, afirma David Cockroft

Con políticas como las del GDF los embates de la derecha se revertirían: Benito Bahena

Laura Gómez Flores | Periódico La Jornada

La Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF, por sus siglas en inglés)

usará los mecanismos especificados en el Tratado de Libre Comercio para América del

Norte (TLCAN) directamente en Estados Unidos para conocer la situación real que vive

Mexicana de Aviación y proteger los derechos laborales de sus trabajadores, pues “se

está frente a una situación muy compleja, donde una de sus marcas fue vaciada y está

yéndose a la quiebra, pese a que el corporativo mantiene una situación financiera estable”.

David Cockroft, secretario general de la organización mundial, que afilia a 770 sindicatos,

entre ellos el de Sobrecargos de Aviación (ASSA) y el de Pilotos Aviadores (ASPA),

señaló que “México es uno de los países más señalados en términos de violaciones a la

libertad sindical. Es una situación inaceptable, porque estamos hablando incluso de la

permisión, permisibilidad o promoción del gobierno mexicano hacia contratos y sindicatos

de protección”.

Esta situación, sin embargo, es “maquillada, pues nadie sabe hasta qué punto se violan

los derechos sindicales y es obligación de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social

saber cuántos son los sindicatos falsos registrados, porque no es una situación permitida

en los países donde vuela la aerolínea”, afirmó.

En el 42 congreso mundial de la ITF se anunció que la federación utilizará los

mecanismos del TLCAN y otros compromisos mercantiles que las empresas de los tres

países tienen que cumplir, inclusive en términos de transparencia, para impedir que los

costos de la quiebra recaigan en los trabajadores y se generalice en otras aerolíneas,

porque “prácticamente todas ya tienen celebrados contratos de protección”.

Dicha situación afectará a las pocas empresas que tienen verdaderos sindicatos y

contratos colectivos justos. El problema, rechazó, no radica en los costos laborales,

aunque no dan a conocer cuánto ganan los ejecutivos de la empresa con bonos y primas,

y se van por la represión, el golpeteo hacia los trabajadores, lo cual es condenable “y no

debemos permitir”, afirmó el secretario de la Alianza de Tranviarios de México e integrante

del Consejo Ejecutivo de la ITF, Benito Bahena Lome.

De hecho –dijo– el gobierno federal pretende retrotraer la vida de los trabajadores, incluso

mediante la fuerza, a condiciones del siglo XIX con la eliminación de los derechos

conquistados a lo largo de generaciones y la intromisión en la vida sindical, ante lo cual

los trabajadores no pueden quedarse cruzados de brazos, sino organizarse y defenderse.

“Tenemos la esperanza de que, como el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, quien aplica

una política social en favor del pueblo, los saldos de la ultraderecha en el gobierno se

puedan revertir y que en pocos años México sea el país que los mexicanos queremos”,

manifestó.

Por su parte, Antonio Fritz, secretario general de la organización, señaló que Mexicana no

explica qué va a suceder cuando bajen las medidas de seguridad con los recortes que

están haciendo en salarios y capacitación, pues es un tema que afecta no sólo a los

trabajadores, sino a los usuarios de la aviación.

En pleno siglo XXI es inconcebible e inaceptable que en América Latina se mantengan

esquemas de acoso, prisiones y/o asesinatos de dirigentes sindicales que luchan por los

derechos de los trabajadores, por lo que el “tema de Mexicana es extremadamente

importante para la ITF, que lucha en contra de empleadores y gobiernos que intentan

violar los derechos humanos y las garantías sindicales. Y eso no lo vamos a permitir y

recurriremos a todas las instancias para evitarlo”, afirmó el presidente de la organización,

Randall Howard.

Las izquierdas y López Obrador

En innumerables ocasiones me he visto en el trance de atender a la curiosidad de

colegas y amigos latinoamericanos que me inquieren sobre la terrible debilidad de la
izquierda mexicana, su desorganización y carencia de proyecto. Por supuesto, su visión
de la izquierda se centra en la trayectoria que ha seguido el PRD en los últimos años y la
situación a que ha sido conducido.

Trato de explicarles lo mejor que puedo que, en la coyuntura de los últimos años, la
izquierda mexicana no puede identificarse con el PRD ni mucho menos reducirse a esta

HÉCTOR DÍAZ-POLANCO

agrupación partidaria; que más bien, a últimas fechas, la energía transformadora de la
izquierda se expresa principalmente en un vigoroso movimiento popular que lucha contra
el régimen neoliberal, al margen de la estructura partidista tradicional, y que es liderada por
Andrés Manuel López Obrador.

Insisto en suma en despejar lo que en mi opinión es una falacia promovida por los medios
y sus comentaristas: que la izquierda atraviesa por su “peor momento” y ha dejado de
ser una opción. Tal conclusión resulta de la costumbre de identificar fuerza política con
estructura partidaria, sobre todo si posee aparato y registro. Este no es un buen método
para abordar el asunto. En una perspectiva gramsciana, el verdadero partido no es sólo una
institución, la organización técnica y sus aparatos, sino la fuerza social o el movimiento en
el que encarna un proyecto: “todo el bloque social activo”. Es por esto, observa Gramsci,
que un partido orgánico y fundamental puede aparecer como varias fracciones, “cada una
de las cuales adopta el nombre de partido e incluso de partido independiente” (es el caso
del PRI y el PAN), mientras el “estado mayor” intelectual y político del verdadero partido
puede permanecer en la oscuridad. El que esos diversos “partidos” constituyen en realidad
una unidad orgánica lo demuestra el hecho de que se acoplan inmediatamente en cuanto
perciben un real antagonista al proyecto del que son expresiones.

Vistas así las cosas, el partido más poderoso de la izquierda hoy día es el movimiento que
inspira y encabeza López Obrador. Pero no es el único; se deben considerar otras fuerzas
(el zapatismo, etcétera) que alimentan el gran caudal de las izquierdas mexicanas. Es por
no tener esto en cuenta, y estar con la vista fija en el PRD y en el juego de la fracciones
partidarias, que el despliegue de fuerza y organización mostrado en la concentración del
Zócalo, el pasado 25 de julio, produjo tanto desconcierto e incluso desazón en algunos
sectores. Obstinadamente se negaron a reconocer el movimiento que crecía desde abajo, al
margen de los partidos convencionales, y que, como dijo el poeta, “brota/ y se derrama y
cruje como una vena rota”.

Mientras se repetían que AMLO y su movimiento se habían desgastado y que ya no eran
una opción a tomar en cuenta, cerraron los ojos a los millones de “credencializados”, a
los miles de comités creados en todo el país, a los millones de ejemplares del periódico
Regeneración que circulan de familia en familia, a los círculos de reflexión; y sobre todo,
minimizaron el crecimiento de un liderazgo con sólido perfil de honestidad, congruencia e
identificación con los sectores populares (fruto de su conocimiento de primera mano de la
realidad sociocultural del país). Considerando el nivel de organización logrado hasta ahora,
su empuje y alcance nacional, se puede derivar una conclusión completamente distinta a la
sombría apreciación inicial: comparativamente, la izquierda mexicana está hoy en uno de
sus mejores momentos.

Sin duda, el desarrollo del movimiento ha sido estimulado por las políticas del actual
gobierno, ajenas al interés general. Pero también, hay que decirlo, por la estrategia y
las prácticas impulsadas por la llamada izquierda “moderna” que hoy controla el PRD.
Aferrada a los tópicos de la socialdemocracia en su versión neoliberal, sin clara orientación
social, apostando a las alianzas con fuerzas conservadoras que destruyen la diferencia,
la importante “distinción” política por lo que hace al proyecto de país, esta “izquierda”
ha caído en el descrédito (y no hablo aquí de la base del PRD). En la actual coyuntura, el
movimiento social que se expresó en el Zócalo ha cumplido ya un vital papel: evitar la
completa demolición del proyecto de la izquierda.

Alarmados por esta tendencia, algunos aseguran que AMLO cometió el error de abandonar

el “centro” en 2006, y yerra al no buscarlo ahora (Denise Dresser dixit). Por centro
entienden las posiciones y prácticas socialdemócratas que se estilan en Europa y en algunos
países de América Latina (por ejemplo, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Chile). Es
ocultar que en esos países tales fuerzas, una por una, han perdido el poder precisamente por
querer situarse en el peldaño que les marcó la derecha (que es siempre quien finalmente
define el centro “políticamente correcto”).

La única posibilidad de que el movimiento de AMLO logre sus objetivos programáticos
es que se mantenga alejado de ese falso centro (neoliberal, insensible a las necesidades de
las mayorías y servidor de los grandes potentados). Y esto, no sólo por razones electoreras,
sino por preceptos ético-políticos de los que no hay que desviarse ni un milímetro. Los
comentaristas que se dedican a dar “consejos” a AMLO para que sea “moderado”, en
realidad buscan que entre en la pendiente enjabonada de los acuerdos con los poderosos.
Eso anularía cualquier cualidad innovadora en su proyecto. ¿De qué serviría que llegara
así a la Presidencia, atado a grupos de intereses facciosos y por ello invalidado como
gobernante para las mayorías? Eso, además, sería su muerte política ante los ojos de la
mayoría de los mexicanos, como lo ha sido de la “izquierda moderna”.

Rectificar

Como lo señala Eduardo Guerrero en la revista Nexos de este mes, de los 4 objetivos

que se planteó el gobierno en la guerra contra el narcotráfico, dos –combate a las drogas
y fortalecimiento institucional– son de largo plazo, y otros dos –desarticular a las
organizaciones criminales y recuperar espacios públicos– que son de corto plazo han tenido
resultados contradictorios. La desarticulación de bandas ha llevado a su fragmentación,
proliferación e incremento de la violencia. En vez de recuperar espacios públicos propicia
la invasión de otros. El mapa de la presencia de bandas criminales y las estadísticas que
sustentan sus dichos son muy interesantes.

La mayor debilidad de la estrategia actual según Guerrero es la falta de cooperación de
los tres niveles de gobierno. Guerrero pondría como uno de los objetivos centrales de la
estrategia con el crimen la disminución de la violencia privilegiando las detenciones de
jefes de sicarios y los decomisos de cargamentos de armas y dinero.

Respecto al consumo de drogas las dos últimas encuestas de adicciones muestran una
tasa de crecimiento ascendente en cocaína y marihuana entre 2002 y 2008 a pesar de
que en números absolutos sigue siendo pequeña comparada con el mercado de grandes
consumidores como en Estados Unidos.

En la ronda de discusiones que ha promovido el presidente Calderón alrededor de estos
temas independientemente de lo necesaria y saludable de esta convocatoria, volvieron a
exhibirse las carencias básicas de esta estrategia. No cuenta con apoyo político amplio ni
tampoco tiene bases amplias de sostén en la sociedad. Crecientemente en las encuestas de
opinión se expresa un escepticismo agudo en cuanto a la posibilidad de ganar esa guerra
por parte del gobierno. Y no parece claro que el gobierno esté dispuesto a rectificar su
estrategia o parte de ella.

Desde una perspectiva teórica es conocido el argumento de Thomas Kuhn que las ciencias
pasan por largos periodos de normalidad aún en presencia de anomalías que tienden a

GUSTAVO GORDILLO

refutar sus principios. Se encuentran acotadas por paradigmas que limitan la capacidad de
imaginación y llevan a mantenerse en el marco de aquellas evidencias que refuerzan los
paradigmas existentes en desmedro de las anomalías que no se ponderan adecuadamente.

Lo anterior es relevante porque la parálisis política y económica que padecemos, está
erigida a partir de una parálisis del pensamiento. Romperla exige no sólo otras ideas,
sino una mirada y una actitud diferentes. Este esfuerzo sólo puede ser producto de
deliberaciones y acuerdos.

Lo primero es estar dispuesto a rectificar. Por ejemplo poner en el centro de la nueva
estrategia la contención de la violencia. Segundo, focalizar el esfuerzo en algunos
territorios donde la violencia sea más aguda con el propósito de afectar redes completas
de sicarios, operadores financieros y capos. Tercero, una estrategia que vaya acompañada
sólidamente de programas de empleo y de promoción de actividades productivas. Cuarto
un acuerdo transparente con todas las fuerzas políticas que comprometa metas verificables
en el combate al crimen y asegure que este esfuerzo conjunto no sea usado con fines
electorales. Quinto impulsar en el Congreso la aprobación de reformas institucionales
indispensables bajo metas también verificables y fortalecer los espacios de debate en
torno a temas polémicos como la legalización del uso de las drogas. El estupendo artículo
de Jorge Javier Romero (El Universal, agosto 4) propone algunas coordenadas para esa
discusión.

Es desde luego necesario reconocer como en la célebre frase que presidió la rectificación
en la estrategia norteamericana en Irak que se trata de una misión semejante a reparar un
avión en pleno vuelo mientras recibe fuego intenso. Pero también es indispensable plantear
como pregunta central para el gobierno y la sociedad: ¿En qué queremos que termine este
combate?

http://gustavogordillo.blogspot.com - http://twitter.com/gusto47

Las drogas y el Distrito Federal

Motivado por los pobres resultados en la guerra que emprendió contra la delincuencia

organizada, el ocupante de Los Pinos invita a un debate sobre la legalización de las
drogas; inmediatamente legisladores, funcionarios y opinadores de toda laya respondieron
discutiendo sobre la oportunidad de la invitación y otras minucias, pero sin que
encontremos aun propuestas concretas y viables.

Lo más interesante quizá sea que se está haciendo del dominio público el hecho de que en
diversos países y en menor o mayor grado ya se ha experimentado con la despenalización
de la producción, tráfico y traslado de drogas, por lo que los expertos tendrán a la mano,
si los buscan, resultados diversos y efectos sociales y económicos en los países en que se
liberó el tema.

Por mi parte, recuerdo que durante el gobierno de la ciudad de México en el que colaboré
como procurador salió a la luz una propuesta práctica que no pudo llevarse adelante por
los mezquinos ataques del gobierno de Vicente Fox al jefe de Gobierno capitalino Andrés
Manuel López Obrador; se trata de una propuesta sencilla que puede retomarse ahora y que
consiste en liberar de sanciones el suministro de droga en los reclusorios de la ciudad.

BERNARDO BÁTIZ V.

En los llamados Centros de Readaptación Social todo mundo sabe que hay poderes fácticos
internos que en complicidad con bandas del exterior, controlan a los reos de diversas
maneras y constituyen un gobierno o poder superpuesto al oficial, integrado por las
direcciones y los custodios; es sabido, que una de las herramientas que emplean para el
poder real que ejercen es el control de los estupefacientes dentro de las cárceles.

Los reos adictos, que llegan ya con el vicio adquirido desde antes y los que lo adquieren
dentro, son capaces de lo que sea con tal de obtener las sustancias que calman su ingente
necesidad de drogarse. Quien puede proporcionar la droga y suministrarla a los adictos se
convierte por ello en su amo y ellos en sus incondicionales; por satisfacer la necesidad de
droga se sirve con vileza a los que la proporcionan, se llevan a cabo todo tipo de trabajos
y encargos, se pierde la dignidad y por droga se cumplen órdenes de agresiones y aun de
homicidios.

Controlar el suministro de drogas a los adictos internos por conducto de las autoridades
de los reclusorios y de las autoridades de salud sería un paso fundamental para iniciar el
rescate de estos lugares, verdaderamente infernales, que rara vez permiten la rehabilitación
de los internos. Es una propuesta que puede abrir, a partir de su experiencia en lugares
delimitados y acotados, la atención de los drogadictos como un problema de salud y no tan
sólo de delincuencia.

Otra propuesta presentada formalmente en Palacio Nacional, ante procuradores y
magistrados de todo el país, fue la de tipificar como delito de peligro traer consigo
cualquier tipo de droga, incluido el alcohol, en escuelas, centros deportivos, bibliotecas o
en otros lugar de reunión de niños y jóvenes. Las leyes actuales consideran que no es un
delito transportar pequeñas cantidades de droga para el propio consumo; esto está muy
bien siempre y cuando las sustancias mencionadas no sean introducidas a los centros en
los que se encuentran los jóvenes y los niños, víctimas principales de las dependencias y
adicciones.

El debate es necesario, pero estaría mejor que al amparo de las leyes vigentes y de
instituciones existentes, se pongan en práctica programas para combatir la dependencia
y sin graves tesis doctorales y disquisiciones de altísimo nivel, sino con sentido común y
buena fe, se afronte el problema, que es real, no sólo por la violencia desatada, sino por los
daños irreversibles que las drogas producen en quienes las consumen constantemente.

jusbbv@hotmail.com

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