José Antonio López Sosa| Diarioimagen.net
Estamos sumidos en una eterna discusión entre la derecha y la izquierda en nuestro país, en torno al tema del petróleo. Por un lado la derecha capitalista busca desde hace mucho tiempo privatizar el sector y dejar en manos privadas desde la exploración hasta la comercialización final de productos derivados del petróleo. Por otro lado, la izquierda radical busca tener bajo el yugo del Estado la industria, apegándonos al artículo 27 constitucional donde este recurso no renovable constituye un elemento propiedad de la nación.
Lo cierto es que al final del día, mientras la discusión subsiste el petróleo ha resultado un flamante negocio para los gobiernos en turno y sobre todo, para un sindicato que administración tras administración, sigue exprimiendo a su libre gusto a una de las empresas petroleras más grandes del mundo.
A pesar de que Carlos Romero Deschamps y Ricardo Aldana fueron acusados por desviar fondos de Petróleos Mexicanos, Romero Deschamps sigue al frente del sindicato petrolero sin que haya poder humano que lo mueva de tan inagotable fuente de riqueza. Obviamente bajo el cobijo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y su brazo “proletario”, la Confederación de Trabajadores de México (CTM).
En lo personal creo –sin sumarme al radicalismo—que la industria petrolera mexicana debe permanecer en manos del Estado, más no del sindicato, no es posible que el gobierno federal tenga al borde de la quiebra a una empresa que debiera ser próspera por la naturaleza de su producto. El problema de privatizar parte del sector, o el mismo en su totalidad, no es el hecho sino la forma, en México las empresas del Estado se venden a precios de verdadera ganga (léase Mexicana de Aviación al señor Gastón Azcárraga y Grupo Posadas) y, después de todo suelen quebrar y ser rescatadas por la nación, quien inicialmente las vendió (léase rescate carretero, rescate bancario, etcétera). Por eso considero que debe permanecer en manos de un Estado eficiente que le otorgue autonomía de gestión como verdadera empresa pública.
Al darle vueltas al asunto, me encuentro con que el petróleo en México ya tiene dueños y no somos los más de 100 millones de mexicanos tal como lo intuye nuestra Constitución Política, los dueños son los líderes del sindicato petrolero y quizá, han pagado algunas rentas a los gobiernos en turno que al final del día, han sido pasajeros, cada seis años se renuevan, sin embargo los líderes sindicales prevalecen de forma vitalicia y son ellos, el destino principal de los enormes beneficios que les da poseer en el papel y formalmente en la realidad, una empresa de esta envergadura.
Los líderes del Sindicato Nacional de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) son los verdaderos dueños de Petróleos Mexicanos, ¿alguien puede probar lo contrario?
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