Revuelta social en Medio Oriente, lección para México

domingo, 27 de febrero de 2011.

image

Autor: Nydia Egremy

Detrás del cambio de régimen en Túnez y Egipto, están el autoritarismo y el neoliberalismo que dejan sin oportunidades a los jóvenes, auspician oligopolios, nepotismo y desempleo o elevan el precio de los alimentos. Mientras miles de mexicanos padecen estos males, el gobierno federal insiste en mantener el mismo sistema económico y político. “La lección está en Medio Oriente”, previenen analistas

Es posible que en México se reproduzca lo que ocurrió en Túnez y Egipto, pues existen condiciones similares: un gran número de jóvenes desatendidos por el Estado y una población desempleada, cada vez más hambrienta. Ahora, el alza en los alimentos y el autoritarismo pueden detonar una crisis política en México, coinciden en señalar el geopolitólogo Alfredo Jalife-Rahme y el internacionalista Edmundo Hernández Vela.

Si cayó Túnez –que siguió la receta neoliberal con el apoyo de Estados Unidos y Francia–, considerado el país más pacífico de Medio Oriente, cualquier país en esas circunstancias puede caer. Hay que observar, señala Jalife, que “México es una tiranía simulada, pues el sufragio no es efectivo y no hay libertad de expresión, pues se persigue a los comunicadores”.

El analista plantea que no hay diferencia entre un dictador con 20 años en el poder –como Ben Zine El Abidine Ben Alí, en Túnez, o Hosni Mubarak, que dirigió Egipto por casi 36 años– y lo que pasa en México. En estos países, el modelo neoliberal se perpetúa, y en México, la situación puede desbordar porque “hay muchos agravios acumulados”.

Para Edmundo Hernández Vela, investigador del Centro de Relaciones Internacionales, el gobierno mexicano debe reconocer que las revueltas ocurren en regímenes de Medio Oriente, cuya política economía radical agudizó los problemas sociales en las poblaciones más pobres.

Para evitar la “ruta de colisión a que conduce el neoliberalismo” y que se genere una revuelta como la que ahora protagonizan los tunecinos y egipcios, debe transformarse el sistema económico imperante. El internacionalista estima que, al parecer, no se quieren ver con claridad los avisos que desde hace tiempo se manifiestan sobre la gravedad de los problemas de México.

“Mientras el gobierno siga la tónica de Carlos Salinas de Gortari, que sintetizó en la frase ‘ni los veo ni los oigo’, no atenderá lo que pasa en el país ni en el mundo”, advierte el autor del Diccionario de relaciones internacionales.

A pesar de la distancia, aprecia que México y Medio Oriente comparten experiencias: se abandonaron las políticas sociales “o se falsea información para dar resultados de que aquí no pasa nada”. De continuar con esta tendencia, señala el internacionalista, se corre el riesgo de ampliar la marginación y condenar a los ciudadanos a una situación de indigencia.

Esto se agrava con la actual política de restricción a las pensiones y a la seguridad social, por lo que grandes sectores de la población ya no tienen derecho a pensar en un futuro estable. Advierte Hernández Vela, que al no ver resultados satisfactorios, las protestas y las manifestaciones aumentarán “contra un régimen verdaderamente pésimo (el mexicano)”.

Por su parte, Jalife-Rahme indica que, cuando se quiere colocar en primer término la seguridad y se pisotean los derechos universales, viene la protesta social, como ocurrió en enero en varios países de Medio Oriente. “En México, no están leyendo bien los tiempos históricos, y si no se colocan del lado de las corrientes de la historia, serán arrasados por ellas”, concluye.

Abandono diplomático

Mientras en el mundo árabe se gestan cambios políticos promovidos por ciudadanos descontentos, esa región ha sido la gran desplazada en la agenda diplomática mexicana. Así lo confirmó, en noviembre de 2006, el Memorándum para el presidente electo. La política exterior de México en los primeros 100 días, que se preparó bajo los auspicios del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi).

Ese estudio afirma que en Medio Oriente y África, la presencia de México ha estado marcada por el abandono y la apertura y cierre de embajadas sin razones coherentes. En 2006, sólo permanecían abiertas en esa región cinco representaciones: Argelia, Egipto, Marruecos, Kenia y Sudáfrica. En cambio, Cuba tiene 30 embajadas y un contingente de médicos y trabajadores cooperantes, que la convierten en la mayor presencia hispanoparlante en la zona. Le sigue Brasil, con 20 embajadas; Argentina y Venezuela, con embajadas en Angola y Etiopía.

El estudio proponía privilegiar el ámbito político de cooperación con África y Medio Oriente. Sugería, para promover el conocimiento de México en aquellas latitudes, establecer redes con todos los actores de esas sociedades: con los gobiernos, los parlamentarios, los empresarios, los medios, las organizaciones no gubernamentales, los académicos y centros de pensamiento.

Para llevar a cabo esas actividades, el Memorándum propuso reabrir las embajadas en Etiopía y en Nigeria –décimo productor mundial de petróleo y sexto exportador–; en el mediano plazo, inaugurar una representación en Angola. El estudio de la Comexi también propuso la restitución de la figura del gabinete de política exterior como instrumento indispensable en el esfuerzo de coordinación.

Lejos de atender las recomendaciones de Comexi, en noviembre de 2010 la cancillería mexicana anunció el cierre de algunas representaciones por criterios presupuestales, entre ellas la de Angola. Esta medida, opina el geopolitólogo Alfredo Jalife, exhibe la ausencia de México en Medio Oriente y África, que decidió Jorge Castañeda Gutman, en su gestión como secretario de Relaciones Exteriores, porque decidió colocar “a la política exterior de México en el eje israelí-estadunidense.

Tal medida, afirma, fue un error, pues México, que aún vive del petróleo y posee grandes reservas de este recurso, debe monitorear cómo se comportan los otros países productores: los de Medio Oriente. Mientras México cierra embajadas, Brasil las abre en África y teje alianzas extraordinarias con Irán y Turquía.

Sin retorno

La gran sublevación popular en Túnez y Egipto alertó a los gobiernos de la región. Yemen, Siria, Jordania y Argelia reajustaron sus gabinetes y anunciaron reformas democráticas, pues anticipan un escenario de “no retorno”. En Occidente, el movimiento popular contra el régimen de Hosni Mubarak provocó inquietud en los centros de pensamiento, como Stratfor.

George Friedman admitió que “la pesadilla para Estados Unidos es que en Egipto ocurra una revolución semejante a la de Irán de 1979”. Describió que la seguridad nacional de Israel descansa en los Acuerdos de Camp David que firmó con Egipto.

Por ello se desmilitarizó el Sinaí –que protegía el frente Sur de Israel con el país árabe–, ya que todas las guerras que Israel libró fueron contra Egipto (1948, 1967 y 1973). Después del tratado de paz, las otras guerras que Israel libró (contra Líbano en 1982 y 2006) fueron para defender sus intereses, no su sobrevivencia.

El analista de Stratfor advierte que si en Egipto surge un nuevo régimen que abrogue los Acuerdos de Camp David y con el tiempo reconstruye su ejército, resurgirá la amenaza contra la existencia de Israel. Esta inquietud llevó a Washington a emprender el control de daños y a optar por el escenario menos nocivo a su interés geopolítico.

En términos geopolíticos, Egipto es el puente entre Asia y África por el estratégico Canal de Suez. Por ese paso interoceánico, el Mar Mediterráneo se conecta con el Mar Rojo y el Océano Índico, lugar de mayor tránsito de buques petroleros en el mundo.

Además, Egipto tiene la mayor población juvenil en Medio Oriente. Casi el 60 por ciento de los egipcios es menor de 30 años de edad y nació cuando Hosni Mubarak ya era presidente. En el último estrato social, están los kafaya (¡ya basta!), un sector de la población más miserable.

El otro actor es el ejército, que es el más poderoso del mundo árabe y décimo a nivel mundial. Además, pese a los cambios en el gabinete del presidente egipcio, aún permanecen intactos los servicios secretos (Mukhabarat) y su desmantelamiento es tarea del sucesor del dictador.

Por último, Stratfor advierte que aunque la agenda islámica no está en primer lugar en los reclamos de los estudiantes egipcios, son omnipresentes los Hermanos Musulmanes, una organización ilegal que declinó presentar un candidato propio para relevar a Mubarak.

Comentários:

Publicar un comentario

Agrega tu comentario

 
EL CAUDILLO PETROLERO © Copyright 2010