AMLO, Encinas y el odio de los medios

lunes, 10 de enero de 2011.

Natalia Colmenares (@natcolmenares)

Estuve ayer en un mitin de Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Encinas en el Estado de México. En uno solo, a la una de la tarde. No pude ir a los otros actos por esa entidad debido a compromisos familiares.

El evento fue, como casi todos los de López Obrador, exitoso, y concluyó con la firma que hizo Encinas de un documento en el que se compromete a llevar a la práctica una serie de acciones a favor de los mexiquenses en el caso de que, primero, sea candidato de izquierda y, después, gobernador del Estado de México.

Estuve entre la gente, realmente decidida a luchar por el cambio democrático que tanta falta le hace a México, y escuché parte de lo que comentaban dos señoras:

"¿Y ahora qué van a decir los de Milenio y Televisa?".

"Como alianza con el PAN no hay ni habrá, ya lo dijeron Andrés Manuel y Encinas, ahora criticarán la candidatura de Encinas que tanto elogiaron cuando pensaron que era un candidato de la alianza con el PAN".

"Yo ya no veo ni a los de Milenio ni a los de Televisa. El otro día le dije al reportero de Milenio que si le pasaba un mensaje a su jefe, Carlos Marín, de mi parte. El reportero dijo que sí, y se fue de espaldas cuando le dije que le dijera a Marín que se fuera mucho a la...".

Juro que más o menos eso es lo que dijeron las señoras. Me pregunté, no por qué está tan resentida la gente con Milenio TV (porque hablaban de Milenio TV, no del diario impreso) y con Televisa, sino si a los directivos de los mencionados medios no les importa el desprestigio creciente de ellos entre un sector numeroso de la sociedad mexicana, esto es, el que apoya a AMLO y a la izquierda verdadera.

Como, en efecto, los editores y periodistas de Milenio TV y Televisa habían sido muy elogiosos de la posible candidatura de Encinas, me dije a mí misma que ya que está claro que no habrá alianza con el PAN (contra los deseos de esos editores y periodistas y de los chuchos del PRD), no iban ellos, los milenios y televisos, a ser tan necios como para ponerse en contra de Encinas solo porque, fiel a sus principios, se mantiene en el movimiento de AMLO y, como tal, rechaza la alianza con la derecha.

No, no pueden, me dije varias veces, después de haber elogiado a Encinas cuando lo percibieron lejos de AMLO y cerca de los chuchos, ponerse en contra de este político de izquierda que, ciertamente, sigue en el movimiento de López Obrador.

Pues sí pudieron.

Hoy, en su columna de Milenio, "Izquierda unida: la gran estafa", Carlos Marín se lanza contra Encinas y AMLO, pero también contra todos los "izquierdistas" que había venido elogiando (los llama "embaucadores profesionales"), es decir, Marcelo Ebrard Casaubón,  Jesús Ortega y Manuel Camacho.

¿Por qué cayeron de la gracia del señor Marín tanto Ebrard como Camacho y Ortega? Porque "el embuste que tanto celebró Ebrard (empezamos 2011 con la unidad de las izquierdas...) fue desmantelado al día siguiente por Andrés Manuel López Obrador: Ya está definido. Alejandro lo dijo ya con mucha claridad: que no quiere alianza con el PAN (...). La gente de abajo no la quiere, y la mayoría de la gente va a decir que no (...). Sólo los dirigentes del PRD quieren la alianza... Con su reconocida experiencia en truculencias políticas, Marcelo Ebrard o Manuel Camacho (otro de los padrinos de la unidad en torno de Encinas) ¿desconocían que su maniobra se ajustaba al capricho crónico de López Obrador? Alejandro Encinas despeja cualquier duda, al pintar su raya con Ebrard y Ortega".

No es malo el periodismo militante, pero el que lo practique debería abiertamente decir en  qué causa política participa. Lo lamentable es que existan todavía periodistas como el señor Marín, y otros en Televisa, Milenio TV y en los demás medios tradicionales, que naveguen con la bandera de la objetividad cuando queda perfectamente claro que colaboran en el proyecto político que, hoy en día, lucha con todo contra de López Obrador. A tales periodistas les da igual apoyar al PRI o al PAN a líderes del PRD, siempre y cuando estén en contra del movimiento de resistencia que, para muchos, es la única esperanza para cambiar al país.

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