¿Dónde está el árbitro?

domingo, 3 de octubre de 2010.

Resulta bastante grave la afirmación de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), plasmada en su primer informe anual, en el sentido de que el Proyecto Chicontepec “no está generando valor económico, ni a corto ni a largo plazo” y “arroja flujos negativos de ingreso antes de impuestos, a pesar de que se encuentra en fase de explotación”.

Contrasta con la versión de los directivos de Petróleos Mexicanos (Pemex), quienes aseguran que Chicontepec es muy rentable y que el costo de extraer crudo ahí es de 26 dólares y se vende en 70 dólares. Sólo uno de los dos dice la verdad.

Pemex ha aportado enormes cantidades de recursos fiscales al erario público durante décadas, pero, hoy día, existe una creciente sospecha de que algunos de sus proyectos y actividades –en sus diversas subsidiarias– no son rentables o son dispendiosos. A la mayoría de los mexicanos no nos agrada la idea de estar subsidiando con nuestros impuestos los “flujos negativos de ingresos” y las ineficiencias en el gobierno, estén donde estén.

Según la CNH, las proyecciones de Pemex relativas a los ingresos futuros en Chicontepec asumen curvas de producción que no se han materializado. De acuerdo con el Grupo de Ingenieros Pemex Constitución de 1917, al calcular el costo de extracción del petróleo en Chicontepec, Pemex considera sólo los costos de operación y no los de capital, como son las inversiones por obra civil e infraestructura, maquinaria y equipo, instalaciones de producción y su mantenimiento. De contemplar éstos, el costo de explotación de Chicontepec sería negativo, aseguran.

También se maneja el argumento de que este proyecto está diseñado para beneficiar sólo a compañías perforadoras extranjeras. Si esto fuera cierto –dudo que lo sea, pero es innegable que esas compañías dominan esa actividad en México–, la CNH tiene la solución. Señala en su informe que Pemex deberá multiplicar el número de pozos que perfora en otras regiones del país, tanto en tierra como en aguas someras y profundas. Si una región no resulta rentable, se perfora en otras.

Ausente en este debate está la opinión de la Secretaría de Energía (Sener), es decir, la de la Dra. Georgina Kessel, quien es cabeza del sector y presidente del consejo de administración de Pemex. Es necesario y urgente que la Dra. Kessel, o por lo menos la Subsecretaría de Hidrocarburos, se exprese sobre este asunto y que, en caso de respaldar la posición de la CNH, se tomen las decisiones correspondientes en Pemex para cancelar o reducir la dimensión del Proyecto Chicontepec. Ahora, si la Sener incumple esa responsabilidad, los legisladores podrían realizar una evaluación propia y actuar en consecuencia al momento de aprobar el presupuesto de Pemex, valiéndose de la opinión de los consejeros profesionales que ellos ratificaron.

Ojalá algún día se llegue a una situación en que haya plena transparencia y confiabilidad, en vez de dudas y contradicciones, en la información oficial sobre esta industria. Idealmente, los proyectos de Pemex se financiarían a través de la emisión de acciones en Bolsa –o por lo menos, a través de bonos ciudadanos– a fin de que los mercados tengan la última palabra sobre cuáles de los proyectos de Pemex son rentables y financiables y cuáles no lo son. Así se mantendría a la paraestatal sobre una ruta de eficiencia y buenas decisiones.

No pasa desapercibido el hecho de que, en Brasil, Petrobras acaba de realizar la mayor operación de captación de capitales en la historia de los mercados bursátiles, generando 70 mil millones de dólares vía la emisión de acciones para financiar sus proyectos. Deberíamos aprender de su estructura empresarial e industrial, de su marco jurídico y de sus éxitos en producción y tecnología.

Via: Reforma

David Shields es analista de la industria energética. Su e-mail: davshields@hotmail.com

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