"Mi mamá se llama Pedro"; los derechos homosexuales por encima del orden natural.

lunes, 23 de agosto de 2010.
Que tal compañeros como estan, la analogía que adjunto no nos es ajena, porque analogía? Porque una situación similar es la que acabamos de padecer, con la única diferencia, de que aquí la asamblea de representantes del D.F., ya la hizo ley, y peor aún, la suprema corte de justicia de la nación ya avaló su constitucionalidad, así que no hay de otro atole, te lo tomas o te lo tomas, así brinque salte y haga berrinche medio mundo, incluyendo el señor Sandoval. Golpe dado no se lo quita nadie!!!

Con esto no pretendo convertirme en adalid de las causas justas o no, mas sin embargo si deseo manifestar mi particular opinión de un tema por demás polémico y delicado a la vez.

Por encima de todo y contra todo estan los derechos humanos, derechos inalienables que como todo ser humano, pensante y razonante poseemos, no debe asi mismo ningun mandato, decreto, ley, mandato, norma o reglamento, aportar tan solo un intento de discriminación de ninguna índole.

Sin embargo estamos pensando en nuestras generaciones futuras?, esta preparada nuestra sociedad? y sobretodo esta preparada nuestra cultura para adoptar medidas que aún las sociedades mas desarrolladas no adoptan aún? Les estamos dando la opción a nuestros hijos de tomar una decision que los puede afectar para los días de su vida? Nos hemos detenido a pensar al menos un poco en esos inocentes?

Se los dejo de tarea, reflexionemos un poco, que repercuciones a futuro podrá tener esta medida? Reitero mi irrestricto respeto a toda ideología, pienso objetivamente en el futuro,
a donde nos lleva este incesante frenesí social?

A continuación el correo que llego a mis manos, es un comentario que refiere un padre español, se los dejo a su consideración:

Mi mama se llama Pedro

Dos leonas no hacen pareja. Dos gatos, tampoco. No pueden aparearse.
Para ello tendrían que ser de distinto sexo y de la misma especie.
Son cosas de la zoología. No es producto de la cultura hitita, fenicia, maya,
cristiana o musulmana.

Por supuesto no es un invento de la Iglesia Católica. Muchos siglos antes
de que Jesús naciera en Belén, el Derecho Romano reconocía el matrimonio
como la unión de un hombre y una mujer.

Llamar matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo me parece como poco serio.
Jurídicamente, un disparate. Lo que quieran, todo menos matrimonio, que ya está inventado hace tiempo.
Nadie llama tarta de manzana a la que está hecha de peras.

Lo curioso es que cuando dices cosas como estas algunos te miran como extrañados de que
no reconozcas la libertad de las personas. Y por más que les dices que sí, que respeto la libertad de todos, que cada uno puede vivir con quien quiera, incluso con su perro, pero que eso no es un matrimonio, van y me llaman intolerante.

No sé lo que harán los parlamentarios españoles a la hora de votar, tal vez seguir el modelo argentino. Son políticos, no juristas. Votarán por razones políticas, no según Derecho.
Las consecuencias son graves.

Si un varón tiene derecho a casarse con otro varón y una mujer a hacerlo con otra mujer,
¿le vas a negar el derecho a un hermano a casarse con su propia hermana?
¿O a un padre a hacerlo con su hija? ¿No tienen acaso el mismo derecho?
La sociedad se quiebra. Huele a podrido. Como en Dinamarca, cuando la profe le preguntó
a Pablito cómo se llamaba su madre, el niño contestó: "Mi mamá se llama Pedro".

Autor: José Carlos Areán, Capellán del R.C. Celta - Vigo

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